viernes, 1 de agosto de 2014

¿A qué juegan aquellos niños?


La hija de una amiga tiene 2 años y nos regocijamos viéndola jugar a ser adulta. Acurruca su muñeca mientras el musical La gallina pintadita la invade con corcheas contagiosas. Aprieta el globo, este explota, le da risa. Conversa con el gato, que se eriza graciosamente. Al verla, pregunto: ¿a qué jugarán los niños palestinos, para quienes sus canciones son bombas y metrallas, y el terror y la muerte su inocencia cotidiana?

No ahondaré en la historia del problema palestino-israelí, que desde la Resolución 181 de las Naciones Unidas de noviembre de 1947, que sugiere la división del territorio palestino, y la subsiguiente proclama del Estado por parte de Israel en mayo de 1948, ha teñido de horror el Medio Oriente y mantiene a millares de familias expulsadas de sus casas y en precarios asentamientos para refugiados.

Quiero enfocarme en los pequeños a quienes se niega el derecho a la libertad, a la niñez, y que para las estadísticas oficiales representan solamente daños colaterales de una crónica guerra que no eligieron. ¿De qué se trata tanta mortandad? En la película God on Trial, de De Emmony, al referirse a los campos de concentración nazi del oscuro pasado donde millones de judíos fueron cruelmente exterminados, un personaje señala: “… Se trata del poder y la lucha, y lo que han perdido… En este lugar, Hitler es dios”, ¡rarezas de la historia!

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, prometió las penas del infierno contra Gaza; el general Benny Gantz, jefe del Ejército israelí, espera la orden para incursionar y pulverizar palestinos con la excusa de aplacar el terror de los rebeldes usando el terror del Estado. Ranciere, en El viraje ético de la estética y la política, piensa que quizá lo que se opone al mal del terror es un mal menor, o la conservación de lo que es, o bien una salvación que llegaría de la radicalización de la catástrofe, argumento usado por algunos ejércitos para justificar masacres.

El Consejo de Seguridad de la ONU constantemente insta a israelíes y palestinos a un alto el fuego, como si se tratara de una guerra convencional entre iguales y no de un genocidio vergonzoso de un Goliat con su Domo de Hierro contra un David acusado de usar a niños como escudos humanos.

Presagiando esta nueva escalada, el papa Francisco reunió días atrás al presidente israelí, Shimon Peres, y al líder de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, pretendiendo parar la matanza con oraciones cristianas, judías y musulmanas, pero terminaron estrellándose en oídos llenos de odio. ¡¿Acaso el “No matarás” de la ley de Dios no se entiende en tierra santa?!

Agamben, en Estado de excepción, manifiesta: “Al único Dios en los cielos corresponde un único imperio sobre la tierra”, pero algunos líderes insisten en designarse “dioses” omnipotentes e insensibles que no se preguntan ni les importa a qué juegan los niños en medio del infierno, y yo pienso que quizá juegan a salvarse de la muerte. 


Dos niñas palestinas miran tras los escombros, atentas a la estrepitosa “musiquita” mortal para correr. A pocos metros, su muñeca agoniza con los miembros destrozados, para ella es demasiado tarde.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta es sin duda una historia para largo, sino échale una mirada a esta irónica e interesante recreación animada: https://buyinski.wordpress.com/2014/07/11/exprimiendo-la-web-el-largo-conflicto-en-oriente-por-tierra-santa/

Podrías actualizar poniendo tus columnas para Ecuador, digo yo.

Un abrazo man y estamos leyéndonos.

b.